Siempre me
gusta buscar el inicio real de cada una de las historias que cuento aquí. Pero
lo cierto es que el de esta me cuesta mucho localizarlo porque tendría que irme
a ese 1 de Noviembre de 2008 en el que, con muletas, me senté por primera vez
en un pancheto en la Barqueta y saqué mi primer barbo. Quien me iba a decir a
mi aquella tarde que ese sencillo acto
pesquero me iba a llevar a un Mundial.
Aquella tarde
me aficioné a la pesca y de esa afición nacen todas las historias que os voy
contando aquí.
Este fin de
semana he ido a mi primer Selectivo, la competición de la que salen las
componentes del equipo que representará a España en el Mundial del año que
viene. Si me vais siguiendo en este blog, sabréis que en cada competición me
voy poniendo objetivos a cumplir. En este Selectivo, al ser el primero, mi
objetivo inicial era no perder la división que tanto esfuerzo me costó
conseguir en el campeonato de España del año pasado. El segundo era pasar del grupo B al grupo A. Para que me
entendáis, subir de segunda a primera división. Como objetivo último y más
difícil de conseguir, quedar entre las 5 primeras del Selectivo para formar
parte del equipo Mundialista que irá a Portugal en Agosto de 2014 representando
a España.
Como siempre
que se acerca una competición la preparo duro, a conciencia y con ilusión. Sin
embargo, esta vez, me faltaba la ilusión. Problemillas de salud, saber que iba
a tener que asistir sola a la competición… me faltaba el espíritu de otros
campeonatos. Vamos, que no me apetecía nada asistir, pero debía hacerlo e
intentar darlo todo como siempre.
Así que, como
ya habréis leído aquí, pasé tres días entrenando duro en el escenario la semana
de la Feria de Abril. Además fui con Bonilla el día 1 de Mayo a echar el día,
porque a pesar de estar lejos el escenario y de tener que echar muchas horas
de coche en el mismo día, merecía la pena ir con mi buen amigo y mentor para
conocer mejor el pantano de Vallehermoso de la Solana. Ese día, por casualidad,
conocí a un hombre de la Solana, Juan, que al enterarse de que yo tendría que
ir a la competición sola, dijo que intentaría acercarse a echarme una mano.
Y como cabía
esperar, el día de la competición llegó, y allí estaba yo, una hora antes del sorteo preparando mi cebao y cribando mis
gusanos mientras los acompañantes de otras participantes se lo hacían a ellas.
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Mi puesto a la inglesa |
A la mañana
siguiente en el sorteo me tocó una punta de la zona en la que en la tarde
anterior se había sacado algo de peso. Juan, el hombre que conocí la semana
anterior estaba por allí y me acompañó al puesto. El cebo lo había dejado
preparado la noche anterior, pero agradecí su ayuda para descargar el coche,
cribarme los gusanos, meterlos en las medidas….pero sobre todo agradecí el tener
a alguien que, una vez que comenzó la manga, me animaba cada vez que sacaba un
pez y se solidarizaba cuando dejaba de tener picadas. No saqué ni una sola
carpa de buen tamaño, sólo carpillas chicas y varios peces gato, pero fueron
suficiente para hacer un segundo puesto. Así que los dos puntos de esta manga
con los 4,5 de la de la tarde de antes me daban un total de 6,5. No estaba mal,
pero todavía quedaba una manga que sería la definitiva.
A las 3:30 de
la tarde entré en el puesto que me había tocado en la tercera y última manga.
Descargué nuevamente la furgoneta, volví a preparar el cebo, los gusanos, el
panier, las cañas, las líneas……todo con nervios, prisas y mucho calor. Antes de
comenzar a pescar volvió a aparecer Juan, que se había ido a comer a su casa,
como es natural, y por fin no me sentí tan sola. Empecé a la enchufable, porque
tenía buena profundidad, pero nada. Con la enchufable no vi ni una sola picada.
Con la inglesa no tuve mejor suerte, pero al final, poco a poco iba echando
pececillos al rejón: un percasol, un pez gato, tres boguitas….poca cosa, poco
peso. Y sin embargo, con tan poca cosa Juan calculó que tenía un tres. Faltando
unos 10 minutos para terminar, a Rosa, que estaba a mi derecha y que hasta ese
momento no había sacado nada, le picó lo que parecía una buena carpa que empezó
a sacarle hilo de su inglesa. La carpa se cruzó a mi pesquil, y para que no
enganchara con mi caña, lo que le hubiera costado la descalificación de esa
pieza, yo esperé a que ella trabajara el pez y lo sacara de mi zona de pesca,
para volver a lanzar. Ya no tenía muchas esperanzas. El pez de Rosa estaba
claro que me relegaba a un cuarto puesto. Lancé mi caña y, de pronto, me picó
una carpa a mi. Me giré para saber el tiempo que me quedaba y me dijeron “6
minutos”. Madre mía, 6 minutos para sacar una carpa grande, cuando Rosa llevaba
ya 5 intentando sacar la suya y todavía no lo había conseguido. Me puse de pie,
temblando entera, y empecé a trabajar el pez con mi caña Energo Spider nueva.
Hasta ese momento no había podido probar bien esta inglesa porque no había
tenido aún la oportunidad de sacar con ella ninguna pieza buena. En seguida me
di cuenta de que la caña me iba a responder bien, flexando mucho, amortiguando
los arranques de la carpa mientras yo la forzaba para que no me sacara mucho
hilo y poder sacarla antes de que sonara el pitido final. Poco a poco fue
viniendo y por fin pude meterla en la sacadera. Me dijeron que me sobró un
minuto largo de tiempo. Con la carpa en la sacadera apoyada en mis piernas
seguía temblando. Sonó el pitido final y pensé: Allea jacta est.
Cuando Juan
volvió después de ver el pesaje de toda la zona me dijo que había hecho otro
segundo puesto, como en la manga de la mañana. Me ponía al final con 8 puntos y
medio. Rosa y Jacinto empezaron a decirme que me había clasificado para ir al
Mundial, pero yo les decía que no. 8,5 puntos me parecían muchos puntos. Pero
al menos sabía que la división no la iba a perder y tal vez conseguiría subir
al grupo A.
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Juan el "Orejitas" |
Juan y un compañero
suyo, Benito, me ayudaron a guardar todas las cosas en la furgoneta. Ya había
acabado todo, y pasara lo que pasara, me sentía tremendamente agradecida a Juan
por haberme apoyado sin conocerme y haberme hecho compañía y ayudado en todo lo
posible. Quedamos en que nos veríamos en el bar del albergue para tomar algo.
Y cuando
llegué al albergue me dieron la sorpresa. Me encontré con uno de los miembros
del comité y me dijo lo que yo no consideraba que fuera posible: me había
clasificado, estaba entre las 5 pescadoras que compondrían el equipo para ir al
Mundial. “¿De verdad?, ¿no me engañas?”….y era verdad. Y es que no lo puedo
evitar. Cada vez que tengo un logro en la pesca me acuerdo de mi padre y de lo
orgulloso que se sentiría de mi cuando le llamara para contarle lo que voy
consiguiendo, y me pongo a llorar como una tonta de emoción, alegría y pena,
todo mezclado sazonado con risa nerviosa. Y ese momento fue así, compañeras
dándome la enhorabuena, yo llorando y riendo y pensando en cuanto me hubiera
gustado poder llamar a mi padre para decirle: “Papá, que lo he conseguido, que
voy a ir a un Mundial”. Me fui al bar,
le di un abrazo a Juan de felicidad y agradecimiento, empecé a llamar y a
mandar whastapp como loca…..no cabía en mi de la emoción y la alegría. La gente
me felicitaba y yo ni me lo creía. Esos 6 minutos y esa última carpa me
metieron entre las 5 primeras pescadoras clasificadas en el selectivo y me
convirtieron en mundialista.
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La celebración |
Han pasado un
par de días y ya estoy más tranquila. Tengo todo un año para prepararme. Seré
disciplinada y entrenaré todo lo que mi cuerpo aguante porque al fin y al cabo
ir a un Mundial entraña una gran responsabilidad y quiero estar a la altura.
Finalmente,
quiero dar las gracias a mucha gente. A los encargados del bar y del albergue de
la Solana, porque durante los días que estuve entrenando y en el fin de semana
del campeonato se han portado conmigo genial. A Juan, el “Orejitas”, este
simpático amigo que de forma desinteresada me ha hecho tanta compañía en este
campeonato. A mi familia, que me quiere y me apoya. A mi jefe, que me deja que
me coja algún día de vacaciones para ir a estas cosas pese a que eso signifique
que la consulta se quede un poco pillada. A Jorge por levantarse a las 6 de la
mañana para ayudarme a bajar los chismes y cargar la furgo. A tantos amigos que
siguen mi trayectoria pesquera dándome ánimo y apoyo. A Bonilla, por enseñarme
todo lo que se e imprimir en mi la confianza suficiente para saber que puedo
afrontar una competición de esta índole yo sola, porque él me ha entrenado para
que sea capaz de manejarme por mi misma. Y a todo mi Club, el fantástico Club
de Pesca Alcosa, que es mi colchón, para caer en blando cuando no alcanzo los
objetivos y para saltar bien alto cuando los consigo. Gracias a todos por
quererme y animarme. A ti también Rocío, mi compañera y amiga, por entender cuan
importante es la pesca para mi y sentirte tan orgullosa de mis logros.
MUCHISIMAS FELICIDADES MARGA ERES UNA CAMPEONA UN MUY BUEN ARTICULO
ResponderEliminarademas de buena pescadora eres buena escritora!!!,es un orgullo poder tenerte de compañera en el club.enhonabuena campeona!
ResponderEliminarMuchas Felicidades Marga, que he llorado leyendo aunque eso no es nada complicado en mi, y me he acordado de tu padre, sencillo y cariñoso, bajando del mercedes verde yogur de pera para irnos el finde a tu casa... no dudes que esta orgulloso de ti. Espero que tengas que llorar mucho de eso de conseguir metas en la pesca. Suerte.
ResponderEliminarMuchas gracias amiga
EliminarHa sido un auténtico placer poder echarte una mano...entre pescadores, tenemos que ser solidarios teniendo en cuenta que este es un deporte minoritario, sobre todo entre las damas, espero que hayas disfrutado de tu estancia en La Solana y estás invitada a volver cuando quieras...los pescadores del Club Vallehermoso estamos a tu disposición...¡Mucho ánimo y a por el mundial!!!!!!!! Gracias por la mención, Juan el "orejitas"
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