GRANDES COMPAÑEROS vs GRANDES EXPERIENCIAS


            Tengo que decir que desde que llevo compitiendo, en pocos años he logrado un palmarés tanto en competiciones oficiales como en distintos abiertos del que me siento muy orgullosa. Pero cuando me vuelvo pletórica del todo es cuando alguno de mis compañeros del Club consigue un logro en este deporte.

La semana pasada ya os conté aquí lo feliz que me sentía por la clasificación de 4 de mis compañeros del Club para la final del provincial de Sevilla. Pero es que sigue la racha.

Este fin de semana he ido a echar una mano a mis compañeros David y Bonilla en el campeonato de Andalucía que se ha celebrado en Colomera, Granada. En principio no iba a ir porque compitas o vayas sólo de  machaca (ayudante), siempre hay muchos gastos y se me hacía un poco cuesta arriba. Sin embargo, David me dijo que le vendría bien mi ayuda  y que si yo decidía ir, él sufragaba mis gastos de acompañante. Hombre, si un compañero es capaz de pagar tus gastos porque considera que tu ayuda es importante, no podía dejar de decir que sí a la propuesta. Así que para Colomera me fui con mis dos compañeros y amigos.

Nuestro objetivo era conseguir para ambos entrar en segunda división andaluza, objetivo complicado ya que al andaluz masculino van 80 pescadores previamente clasificados de sus respectivos provinciales. Pero ahí íbamos con todas las ganas de hacerlo bien, intentarlo y disfrutar de un fin de semana de pesca. Bueno, yo no pescaba, pero también esperaba disfrutar viendo el espectáculo.


Para la primera manga tuvimos la suerte de que las dos zonas en las que cayeron los dos en el sorteo estaban relativamente cerca y eso me facilitaba poder ir a echar una mano a ambos. Yo, obviamente, tenía que estar más pendiente de David que de Bonilla, cosa que él entendió a las mil maravillas, pero en mi cabeza estaba poder echar una mano a los dos. La verdad es que Bonilla, aunque él dice que mi ayuda siempre le viene bien, me necesita para bien poco, porque no os olvidéis que a mi me lo ha enseñado todo él, pero si es verdad que aunque sólo sea para dar un poco de apoyo moral, tener  a alguien detrás es buena cosa.

Y yo, la verdad es que me tomo muy en serio mi papel de “machaca”, aunque en mi club dicen que soy la capitana. Ya antes de las competiciones les voy diciendo a mis compañeros lo que yo haría, lo que prepararía, les voy recordando cosas para que no se les olvide nada, intento recavar información, etc. En el pesquero me pongo a cernir sus gusanos, les preparo el cebao, estoy pendiente del control de cebo para que no haya problemas…¡vamos!, todo como me lo ha enseñado Boni.


Para el regional, pues igual. Una vez que dejé a David montando y con el cebo preparado y controlado solo a la espera del control de peso, cogí el coche y me fui a ayudar a Bonilla, pero él ya lo tenía todo listo. Es un máquina.

Volví a la zona de David y ahí estaba él, muy tranquilito montando sus cositas en su primer regional. Yo soy muy “porculera”  le iba preguntando, “¿has preparado esto? ¿has visto que eso lo tienes ahí? Ojo con la lluvia, ponte bien las cosas por si llueve no se te estropee el cebo…”a algunas cosas él decía sí, a otras voy y poco a poco preparó un puesto de pesca en una zona que no pintaba nada bien.

La primera carpa se hizo esperar un montón, lo que pasa es que  todos los pescadores de su zona estaban igual, el único que sacaba piezas era el de la punta, que estaba en pantano abierto. Y es que esa zona era una especie de lengua en el pantano donde estaba claro que iban a entrar pocos peces y en la que sólo tendría opciones el que estaba en el extremo que, como ya he dicho, pescaba a pantano abierto. Cuando la sacó, cogí de nuevo el coche y me fui a ver a Bonilla. Puf, estaba amargado, llevaba un pez y entre que los puestos estaban muy juntos, que no le habían dado más picadas, y que ya desde el hotel venía refunfuñando porque se le había quedado parte del cañamón en el congelador, ¡qué cascarrabias estaba!. Yo le dije un par de cosas para ver si le ayudaba un poco, pero con el mal humor que se calzaba, poco le podía decir. Sin embargo sí que hizo algo que le comenté y que él vio que era correcto y al hacerlo sacó otro pescado. Me metí un poco con él, le gasté alguna broma a ver si le animaba, pero nada, estaba en un plan inaguantable, así que me fui de allí y me dije “ya no vuelvo más, que se las apañe sólo”, que por otro lado, se que es capaz de hacerlo perfectamente jajajaja.

De vuelta en la zona de David me dijo que había sacado un buen barbo, y así acabó la manga. En su zona hubo quien se quitó el bolo con blackbass de 40 y 50gr. Hubo un bolo, y quitando el de la punta que sacó 6 kilos y pico y David que sacó dos piezas que pesaron 1,620kg, el resto estaba con una carpita y se la jugaban a ver quien había tenido la suerte de pillar la más grande. David hizo un dos, que con el poco pescado que hubo, supo a gloria bendita. Recogimos y nos fuimos al puesto de Boni. Tres peces y otro dos…y seguía refunfuñando, ¡¡¡puffff!!!. Cuando llegamos al hotel, de 80 pescadores, el 40% aproximadamente había hecho bolo, una pasada, así que nosotros nos podíamos dar con un canto en los dientes. Nuestro amigo Peporro fue uno de esos bolos y hubiese estado encantado de haber sacado tan sólo uno de los peces de David o de Bonilla.

Por la noche llegamos al sorteo. Estuvimos preguntando cómo se había dado la pesca en otras zonas y lo que tenía claro es que no quería que a ninguno de los dos le tocara la zona A o B, ya que, a parte de pocos peces, en esas zonas resulta que había piedras y las piezas que se cogían se metían entre ellas rompiendo los aparejos. Al llegar tarde al sorteo habían salido la mitad de las zonas. De momento nombraron a Bonilla que le tocó en una zona donde se había pescado muy poco, 6 bolos de 8 pescadores, pero al menos le tocó en el sitio donde se había hecho el primer puesto. Uno salvado. Y siguieron nombrando pescadores pero no a David, y cuando ya quedaba el último número por sacar le dije “pues como no te nombren ahora te vas a los enganches”. Pero le nombraron, le tocó la punta del pantano. No sabíamos como era el sitio, sólo que allí se había hecho un dos, pero sólo de pensar que estaba en una punta a pantano abierto, ya nos animó. Bonilla no hacía más que decir, mañana ahí tiene que hacer un uno. Cuando David se despistaba me lo decía a mi muy serio “mañana ahí tiene que hacer un uno” Y yo, “que sí Boni, que sí, que nos lo vamos a currar” …

Por la mañana amaneció lloviendo, fuimos al pesquero y cuando yo vi donde era intenté avisar a Boni por teléfono de que me iba a ser imposible ir a verle durante la manga porque tuvimos que meternos con el Nissan de David por medio de un olivar embarrado y a él mismo le costó, incluso con la tracción, dejar el coche medio en condiciones cerca del puesto, y como esta vez las zonas estaban mucho más alejadas que en el día anterior, me era imposible ir andando o en coche.

Descargamos lloviendo, aprovisionándonos de las botas de agua y los impermeables porque estaba claro que la mañana iba a ser complicada de agua. Tuve que cernir los gusanos y preparar el cebao debajo del portón del coche para evitar que se mojaran en exceso. Cuando ya pasó el control de cebo busqué un lugar para poder ver a David pescar sin mojarme demasiado. Tras el puesto el monte hacía un cortado y justo sobre el cortado había una higuera formando una especie de cueva. Ahí coloqué mi paraguas y me quedé bien sentadita sin miedo a mojarme más.  Ya tranquila puede ver bien el puesto,  y que pedazo de puesto, vamos, la punta del pantano. Le dije “David, la manga de hoy me da muy buenas vibraciones”. A los 20 minutos de tocar la bocina sacó su primer pez, y no habían pasado ni tres cuartos de hora y ya llevaba 4. Mi compañero clavó cuatro   y los 4 engancharon en algo pero David supo trabajarlos bien y los consiguió sacar. Yo desde atrás le daba ánimos y alguna que otra indicación, trabajo en equipo que se llama. Tuvimos problemillas con el aparejo y se paró el ritmo, pero cuando Añón lo arregló volvió a clavar otra pieza. Sin embargo esta se enganchó bien enganchada y terminó partiendo el bajo. Cambió y sacó otro pez.


Aprovechando una tregua de la lluvia, salí a dar una vuelta para ver que tal iban el resto de pescadores de la zona. Me enteré que el que más peces llevaba, tenía tres en el rejón. Genial, el uno ya lo tenía. En esa vuelta me enteré también que los tres primeros clasificados entraban directamente en primera división andaluza y se clasificaban directos par ir  al campeonato de España. Nosotros creíamos que eso sólo lo conseguía el que quedara primero. Cuando volví al puesto esa información me la reservé porque no quería poner nervioso a mi compañero. La verdad es que quedar entre los tres primeros lo tenía difícil pero no imposible. Simplemente le dije “David, el 1 lo tienes ya, ahora interesa sacar peso por si empatas a puntos con alguno”  Y eso hizo. Después de un buen parón sacó otra pieza. Otra vez se paró. Sin embargo, yo que estaba en una posición más elevada que él vi claramente que el tenía peces en donde estaba pescando. Como estaban arriba hicimos un par de pruebas, le daban toques pero no clavaba y decidimos volver a la posición inicial. Fue hacerlo y clavó otro pez. Quedaban 10 minutos para el final de la manga y lo sacó en 5. Una carpa de 3,600kg. ¿No queríamos más peso, pues ahí estaba?
El consiguió ser el primero de su zona con 10,600 kilos metiendo bastante diferencia de peso con el segundo, que sacó 3,550kg. Una pasada y un lujazo. Recogimos todo como pudimos porque empezó a llover a cántaros otra vez, y ya en el coche le dije a David “¿tu sabes que como quedes el tercero entras en primera división del tirón y vas al campeonato de España directo?”. Sin embargo, igual que se lo dije también le comenté que era muy difícil. Tenían que pinchar los 10 pescadores que en la manga anterior habían hecho un 1, y también los segundos. En la clasificación general de la manga anterior tenía por delante a 19 tíos con menos puntos o con los mismos, pero con más kilos. Él había conseguido peso bastante, pero no quería que se hiciera ilusiones aunque, realmente, lo que no quería era hacerme ilusiones yo.  Lo que teníamos claro era que entrar en segunda división que era el objetivo marcado ya lo tenía seguro. Ahora quedaba ver qué había hecho Boni. El repitió el dos. Estaba mosqueado porque tuvo el 1 a la mano y al final no pudo ser. Le dije que lo más seguro es que él también entrara en segunda división e intenté animarle como pude.


Llegamos al hotel y yo estaba más nerviosa que Añón. No quería hacerme ilusiones pero, ¡¡qué narices!!, me las hacía. Cuando colgaron la clasificación fui corriendo y cuando vi su nombre en amarillo el tercero de la tabla y a Bonilla riéndose y dirigiéndose a David tendiéndole la mano para felicitarle, yo no me pude contener. Me abracé a él, le di dos besazos….puf, que subidón. Estaba que me salía del pellejo de felicidad y orgullo. Bonilla había quedado finalmente el octavo y conseguía por primera vez en su vida entrar en división andaluza. Las palabras se me quedan cortas, no me son suficientes para expresar lo feliz que me sentía por mis dos compañeros. Nos volvíamos para casa con los objetivos conseguidos y con el extra de que David Añón Rodríguez se proclamara medalla de bronce en el primer Campeonato de Andalucía al que se había clasificado en su vida. Su próxima parada es el Campeonato de España el año que viene. ¿Quién nos lo iba a decir cuando salimos juntos de Sevilla el sábado por la mañana?  En el coche me enteré que su objetivo ni siquiera era entrar en segunda división sino no hacer mucho el ridículo y hacer un papel decente en su primer Andaluz. ¿No hacer el ridículo? Quillo si eres un máquina. Y Bonilla otro, y yo he tenido el orgullo y el enorme placer de poder compartir esta gran experiencia con mis compañeros. Os quiero mucho chicos y me siento tremendamente orgullosa de vosotros.

La pesca no me da sólo satisfacciones personales, me da también la posibilidad de vivir grandes momentos con mis compañeros, compañeros que aprecio y quiero y con los que estaré en sus subidas y bajadas como ellos están conmigo.




Un saludo.

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